La ausencia de
reacción frente a los actos humanos, a veces me recuerda el silencio y la
paciencia de natura, quien se mantiene incólume a pesar de nuestros abusos e
incendios. La ausencia de reacción, frente a los delitos y felonías que cometen
los humanos, me recuerda a veces el taciturno movimiento de las olas mar
adentro. La ausencia de reacción frente a la humillación, el agravio y la
destrucción de un humano sobre otro, me recuerda a la luna estática, fija en su
órbita, como colgada en un cuadro que siempre cambia, pero que parece tan
imperturbable que no revela turbulencia o vida alguna. La ausencia de reacción
de los humanos, frente a los humanos, me hace pensar en que son muchos los
humanos muertos, los oceánicos, los omnipotentes, los eternos. Sólo nosotros,
los humanos, somos capaces de seguir adelante con el espectáculo, amontonando
el futuro y el destino de los que acaso sobreviven, sobre los cadáveres de
aquellos que partieron por causa de unos humanos muertos.
Nada pasa, nadie
reacciona, nadie hace, es como si nadie estuviese, mera ausencia de reacción.
Mientras tanto, quienes padecieron por tanta humanidad, -tanta que se les metió
en la carne y les desgarró los huesos-, deben seguir callados, en su plétora de
lamentos, de ira, de resentimiento, sintiendo que su huracán es injusto,
tratando de apaciguar sus terremotos para no incomodar con sus réplicas, a los
que se esfuerzan por mantenerse asépticos de reacción. Sin refugio, sin
consuelo, incluso tragándose con el hambre y frío de cada día, las lágrimas y
el dolor, que de salir, agriarían el espectáculo de los humanos muertos.
Son las víctimas de
los humanos muertos y de los humanos eternos, y de los humanos omnipotentes,
los confinados, los encarcelados, los enjuiciados. Casi podría resultar
incomprensible, sin embargo, tal vez toda esta absurda organización, se deba a
que no son los vivos, los desgarrados, los locos o los poetas, los interesados
en vender en la plaza de mercado su vida. Esta pantomina de entretenimiento y
felicidad de maquillaje, está hecha exclusivamente por y para los humanos
muertos, y en ese escenario, no hay lugar para los otros, los demás, son meros
expedientes, registros, cifras. Así de simple, no existe impunidad, porque no
se los puede juzgar, porque no hay procedimiento para cobrar consecuencias, a
los humanos muertos.
Anónima
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