martes

Mi Propio Silencio.


Hace ya casi treinta años que ocurrió, pero aún vuelven a mí los recuerdos, el dolor, el resentimiento, la tristeza y el asco... Tal y como ocurrió la primera vez que comprendí lo sucedido.

Es un tormento que se esconde bajo la marejada de mi alma, y al menor movimiento, emerge como un cadáver horroroso, que a la vez que me aterroriza no puedo dejar de mirar. Y cada vez con una fuerza renovada, me hace sentir nuevamente como si yo no fuese más que un desecho inmundo. Me dan ganas de arrancarme las carnes. Se fortalece un odio imposible hacia él.

Imposible porque desde muy pequeña caí en cuenta que a él no podía repudiarlo, que lo que se esperaba de mí, era que lo amase, pero, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo es posible que me hayan convencido que es un deber amarlo?, ¿por qué no puedo siquiera odiarlo con libertad?

Un día me dije a mí misma que ni siquiera en su lecho de muerte, le daría a entender que yo recuerdo todo, que aún me resuenan sus palabras, que cuando me convertí en mujer, mi propia sexualidad reflejaba una y otra vez lo ocurrido. Mi castigo sería, nunca reprocharle, abstenerme de escupirle a la cara, quizá con la absurda esperanza, de que al menos la ausencia de palabras al respecto, le harían germinar como bacteria, una culpa que con suerte, le atormentaría hasta el final de sus días. Sin embargo, no había ninguna evidencia que tal y como yo suponía, él tuviese al menos una gota de remordimiento.

Me siento completamente impotente, no soy capaz siquiera de lanzarle una mirada de desprecio. Siempre he sido capaz de demostrarle mi amor, pero nunca el odio.

Me aterra pensar en las consecuencias de sacar a la luz el sufrimiento de tantos años. No me creo capaz de soportar la reacción de mi madre, el dolor que le causaría.

Aunque sé que no hay justificación alguna para que el silencio de mi parte haya sido su cómplice más leal, no podría afrontar el hacerlo público; la vergüenza, las preguntas, el dolor. Sólo imaginar la posibilidad hace que incluso se detenga la escritura.

Esto sólo lo escribo, porque no tengo intensión de detentar autoría, yo misma me relegaré tal y cómo lo he hecho todos estos años, al anonimato.

No tengo fuerza para proceder de otro modo, mi fuerza se ha concentrado en mantenerme viva cada vez que el tormento se renueva, y son tantas las veces en que he sentido mi ánimo flaquear. Tal vez porque en mi mundo hay otras personas, otras actividades, y esta querida escritura, me he mantenido medianamente cuerda, medianamente viva, odiándolo a medias, odiándome a medias (aunque sé que no hay razón válida, es así, lo siento así).

La única forma que tengo de seguir adelante, es tratar de hacerlo, tratar de no pensar, resistir, callar mientras hablo de otras cosas, guardar como un tesoro en el alma, éste desprecio que nunca será dirigido en primera persona a él, y acaso, seguir escribiendo, con la convicción que nunca lo perdonaré, que seguiré queriéndolo, pero sólo porque es mi deber. Por el momento, no me puedo hacer responsable de nada más... Y callo nuevamente.
  

Anónima.

5 comentarios:

  1. Anónimo11/27/2012

    Es impresionante como dice una verdad que quien no ha vivido no entiende. envio un abrazo a esa anonima y mi respeto

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  2. Anónimo2/18/2013

    También vale la pena considerar que no hay que -por decirlo así- rendir pleitesía a esos recuerdos. La vida no puede o no debe ofrendarse a lo negativo. Hay que levantarse y caminar pero sobretodo no condenar los nuevos y hasta cauterizantes encuentros en la pira del pasado. De ninguna manera regodearse en el dolor, que mas no quisiera el atropello !!

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  3. Anónimo3/15/2013

    buenas tardes, comprendo la posición del silencio de anónima, pero es importante entender que nada podría ser peor, no te debe importar el que dirán, más aya de trabajar en una sanación personal, si dices que tienes que querer a quien no se lo merece, entonces por que no enfrentar la situación, quizás así en un día cualquiera puedas perdonarlo o termines odiandole, por tu mamá no te preocupes, que podría doler más? supongo que ella no sabe..pero no crees que así te estas haciendo más daño, haciendo como si nada hubiese pasado?

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  4. Anónimo11/21/2014

    Soy mama y se que tu mama podrá resistir el dolor, TU ERES LA UNICA VICTIMA, y eres la que lleva la peor parte y tienes derecho a sacar tu dolor, a vivir plenamente no a medias.

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  5. Anónimo11/21/2014

    Cuéntale a tu mama, si es una buena mama va querer ayudarte y ella merece saber la verdad.

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