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Segundo manifiesto por la muerte de Alejandra

 11 Julio de 2014

Hoy se cumplen hoy dos años de la partida de Aleja. Dos años de duelo, de preguntas, de respuestas, de retos con el silencio de aprendizajes y cambios interiores profundos. Sigo aprendiendo y sanando… sigo echándola de menos y viéndola aparecer en el arco iris, en las mariposas que me visitan en la terraza, en los sueños, en la sonrisa de Martin y de Pablo, en los diálogos y los ritos que hacemos para convocarla. Ahora sé que descansa en paz y eso me trae sosiego.

La denuncia penal que se radicó en la Fiscalía el 27 de septiembre de 2012, ha seguido el curso lento y tedioso de los procesos judiciales. Han declarado bajo juramento 11 personas; de la Fiscalía vinieron a mi casa y se llevaron el computador de Aleja.  Mauricio está escondido, no ha declarado. Puse un derecho de petición al tribunal de ética, preguntando en qué va  la denuncia contra la psiquiatra y otros médicos en el manejo ético del caso. El tribunal contesto que  “se encuentran practicando pruebas” y  reiteran “que el paciente presuntamente afectado por esa actividad médica, no es parte del proceso disciplinario” (porque está muerta)

Los testimonios recogidos en la Fiscalía a las personas que supieron del caso y deberían haber actuado para proteger a Alejandra y ayudar a Mauricio, son paradójicos, todos se excusan diciendo que hicieron lo que pudieron, (callar y protegerse, ninguno quizo denunciar). Hay declaraciones que se contradicen abiertamente, que darían para un careo. Los médicos se amparan en el secreto profesional, yo veo colegaje y cobardía. Temo que con este caso, como con miles que diariamente se dan, no vaya a pasar nada, que nadie quiera complicarse cuestionando personas consideradas en nuestra sociedad como “intocables”, removiendo escombros y tierra de actuaciones pasadas, que ya no aplican porque la persona afectada está muerta y no puede hablar, no puede reclamar, no puede denunciar.

Aterrada he recorrido los textos de esas declaraciones, he tenido que leerlas muchas veces para poder matizar la emoción y ver el discurso con que se tejió el silencio, la manipulación, la complicidad, el encubrimiento. En esto me han acompañado mis hijos y los amigos.  La historia está llena de paradojas; una de las más tremendas, es haber invertido tantos años y tanto tiempo (que debí dedicar a los niños), en construir estrategias para evitar el estigma y la discriminación y encontrarme con  que, yo no fui informada del abuso en el 2005, cuando este se descubrió, porque según Mauricio y su  familia, yo era una drogadicta que había abandonado a sus hijos, para irse a trabajar al barrio Santafé con habitantes de calle, prostitutas y amigos marihuaneros de pelo largo.

Hay varias declaraciones de profesionales de la salud mental involucrados, que me dejaron perpleja, dan mucho para pensar sobre el manejo ético, integral y profesional que se hizo del caso y sobre los protocolos que se aplican para menores, padres y madres en situación o riesgo de abuso.

Jamás imagine que detrás del partero amoroso y gentil, del defensor de las mujeres y los niños había un abusador. Que detrás de la respetable y confesional familia Espinosa Gómez, había alcahuetas y encubridores.  Sólo ahora, dos años después de la muerte de Aleja, veo el tamaño de la farsa y la mentira que se tejió 10 años atrás, cuando se la llevaron para ocultar el escándalo.  Lo que lamento más, es el dolor de Aleja, convertida en sujeto  abusado, una “niña en riesgo”,  que pasó por las manos de familiares y por  los consultorios psiquiátricos para finalmente ser deportada a Miami durante nueve meses, con la fachada de irse a “estudiar inglés con la tía Patricia”.

Cuando permitieron que regresara, se fue a vivir conmigo (yo había mejorado de estrato, estaba trabajando con el Ministerio de Salud y mi hermana nos ayudaba con la casa)… en fin,  hay mucha tela aun para cortar en esa historia, también lecciones por aprender y responsabilidades por asumir;  reconozco que no sirve de nada pensar en los “hubiera”. Yo la amaba y ella me amaba. Ambas fuimos  enredadas por una maraña de manipulación y silencios. Ella sigue viva en mí, en sus escritos, en las cartas, en mis recuerdos dispersos, en el arco iris y las mariposas.

Dicen que debo ser cuidadosa con las palabras porque puedo dañar el “proceso penal” o meterme en problemas por no tener argumentos probatorios cuando cuestiono las acciones médicas y éticas de algunos profesionales de la salud, algunos “Iconos” de la lucha contra el abuso, la ética médica y  la salud mental. Lo que he leído y reconstruido de la historia es contundente para mí. La denuncia que hago, no es para culpabilizar a otros del suicidio de Aleja, ahí cada uno debe mirar lo que aporto, la denuncia es para gritar, que creo que  falto ética, compromiso, que se permitió que un hombre gravemente perturbado, que había abusado de su hija, siguiera ejerciendo como ginecólogo y como obstetra de parto natural; que se configuró un escenario terapéutico manipulado por la familia con apoyo de los terapeutas para evitar un escándalo.
A veces pienso que debería seguir peleando ante la justicia un proceso disciplinario contra algunos de esos médicos y cuestionar su manejo y sus argumentos, pero la verdad, veo que eso no prosperará  fácilmente y no deseo invertir mi energía y mi pasión, en conectarme con la rabia y la impotencia. Si algo he aprendido estos dos años, es el valor de los afectos, de los ritos, del amor, de las palabras y las imágenes que convocan lo innombrable y lo mágico de la vida.  Veremos que sale  al final de los trámites jurídicos de la fiscalía y el tribunal de ética médica. Por ahora miro con desazón como la parafernalia del discurso jurídico, puede ser una trampa que mata la esperanza y nos condena al silencio.

No  quiero callarme, hay otras maneras de hablar, la literatura, los materiales de prevención, el arte, el manejo de los casos de “Si a Mis Derechos”,  pueden ser caminos,   creo que hay que seguir hablando de lo que nos cuesta hablar, hay que buscar otros lenguajes, otras maneras de expresar. Espero que la lección que nos dio Aleja pueda  servir para que otras mujeres rompan los silencios que las destrozan y para que los profesionales que manejan casos se fijen mejor en las formas como apoyan y tratan a las víctimas y a las familias.

11 comentarios:

  1. Hay que seguir luchando. Tú eres una guerrera. Te admiro profundamente, mil bendiciones.

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    1. Guerrera tu, ofelia me conto que estas feliz...me gustaria verte...un beso grande grande
      Susana

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  2. Arde mi corazón como otros días... mis ojos se humedecen y la impotencia me embarga al saber que no puedo sino acompañarte en la distancia. Un abrazo solidario de un amigo que te ama a pesar del tiempo y la distancia, un a mor que se acreciente con tu entereza. Te acompaña en esta lucha difícil y ardua pero no por ello perdida.

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    1. Manuel!!! que bonito sentirte presente ... Gracias por tus palabras. Un beso grande

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  3. Anónimo7/14/2014

    Apreciada Familia Fergusson:
    He revisado lo que he encontrado en internet sobre el caso de Alejandra Espinosa Fergusson....es muy poco, si alguien quisiera darme información de cualquier tipo, puede escribir a ettoreschimitt@hotmail.com. Soy escritor (fracasado) y me interesan este y otros casos para una obra en la que estoy trabajando. Tengan mucha fuerza: ella, su belleza que conocí a la distancia, vive en todos ustedes.

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    1. Hola… gracias por escribir, cuénteme de que se trata su proyecto editorial. He venido trabajando y documentando el caso de mi hija…compartir esa información, requiere más información y saber cuál es el propósito de sus escritos y su interés en el tema. Quedo atenta. Un saludo
      Susana

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  4. Anónimo7/15/2014

    Quisieras hacer una campaña ¿ el tema de Alejandra me ha mantenido pegada leyendote y puedo ayudarte con contactos mi corazón y el de mi mama están contigo

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  5. Querida Susana, cuenta con todo mi apoyo, desde la Red de Justicia contra la Impunidad y la Escuela de Justicia Comunitaria Unal me comprometo a hacer todo lo que sea posible para que este crimen no quede en la impunidad y se logre una resolución justa. Lamento profundamente que haya ocurrido esto pero ahora que estoy enterada haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarlos en la resolución. Solo le pido al gran Cosmos que nos ilumine para caminar con paso firme por sus caminos de justicia. Juanita de los Ángeles.

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  6. Hola Juanita, gracias por tu apoyo, por las intensiones, por la fuerza que le pones a todo lo que haces. Un abrazo
    Susana

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  7. PatyHu3/23/2023

    Hace 28 años mi hijo mayor nació en la clínica Procrear, no pudimos experimentar todo lo planeado en el curso profiláctico dictado por el Dr. Mauricio Espinoza, porque el bebé venía mal acomodado y tuvieron que hacer cesárea. Durante este procedimiento no me sentí cómoda, escuchaba la conversación de los doctores lejana de la situación que vivíamos en ese momento, que se suponía debería ser "sagrado" y revestido de una solemnidad que siempre fué esquiva. Desde ese momento generé una adversión por el médico Espinoza, pero había algo más, tenía energía pesada que no me agradaba. Siempre he sido muy intuitiva... Ahora todo tiene sentido.

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